Todos los libros de autoayuda y los líderes de negocios hablan de la importancia de que los emprendedores sean optimistas. El optimismo es una actitud que permite al emprendedor seguir trabajando, incluso en las épocas más difíciles. Ya el hecho de esforzarse en tener funcionando el emprendimiento es una señal de que sí crees en poder obtener beneficios en el futuro.
La crisis económica actual, sin embargo, muestra que el optimismo puede ser muy peligroso. La burbuja inmobiliaria del 2007 fue causada precisamente por instituciones financieras que eran demasiado optimistas. Realizaron inversiones de alto riesgo y altos beneficios, con la fe de que todo saldría bien. ¿Cuándo una actitud constructiva como el optimismo puede destruir tu negocio?
Los riesgos del optimismo
Ser optimista es bastante útil si es una actitud abierta, que te permite esperar lo mejor, pero una investigación de la Universidad de Almería muestra que en exceso puede ser una actitud peligrosa. Este estudio mostró que los emprendedores tecnológicos más optimistas tendían a sobrevalorar sus propias capacidades y a ignorar los riesgos a los que se enfrentan sus compañías. Esto los puede llevar a tomar decisiones que pongan en riesgo la viabilidad del emprendimiento.
Entonces, ¿cuándo ser optimista es un problema? La investigación no ofrece ninguna respuesta clara, pero los autores opinan que el problema surge cuando el optimismo es injustificado. Sería necesario entonces ser optimista sin dejar de ser realista. Esta actitud la resumió muy bien el autor de autoayuda Zig Ziglar: «Espera lo mejor. Prepárate para lo peor».
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