Todo emprendedor inevitablemente debe enfrentarse, tarde o temprano, al dilema de vender más con un margen de ganancia muy bajo o vender menos con un margen de ganancia más alto. Lo que no sospechan es que en ambos casos el negocio no les resultará rentable.
Ahora se estarán preguntando el por qué de semejante afirmación. Pues es sencillo: sin saber realmente cuál es el verdadero beneficio por producto, no importará si creen que el margen de ganancia que le aplican al producto es alto o bajo. Les tomará algunos meses saber si en verdad están ganando o perdiendo dinero. Y es que el nuevo emprendedor tiende a obviar los pequeños gastos que se generan al brindar un servicio o fabricar un producto.
Analizar el beneficio neto
Es de sentido común deducir que el beneficio es el resultado del precio de venta descontando el costo de producir algo o brindar un servicio. La manera más sencilla es sumar primero los gastos fijos, como el alquiler, los sueldos, seguros, etc.; y los gastos variables, como servicio eléctrico, teléfono, etc. En segundo término se suman al resultado anterior todos los pagos que se realicen a los proveedores. Esto dará una cifra que puede llamar simplemente “gastos”. Aparte, se suman los valores brutos que ingresen de los clientes a la que se puede denominar “ventas”. Si a “ventas” le resta “gastos” tendrá como resultado el beneficio neto que se obtiene. El problema para se presenta si este último resultado es un número negativo. Allí el emprendedor tendrá que evaluar cómo se puede reducir “gastos”, haciendo un minucioso análisis de los costos del producto o servicio. En un próximo artículo volveremos sobre este tema.
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