Si estás planeando montar un negocio propio, pero tienes muchas dudas acerca del rubro en que vas a incursionar y no dispones del capital para realizar un estudio de mercado, quizás debas evaluar adquirir una franquicia.
Para empezar, no todos los emprendedores tienen claro el concepto de franquicia. Podemos sintetizarlo diciendo que una franquicia es “la duplicación de un negocio de éxito”. Esta definición es bastante incompleta, pero nos da una rápida idea de cuál es el mecanismo: mediante un acuerdo comercial, podemos reproducir un negocio exitoso y conocido por el público, sin ser exactamente una sucursal de la empresa original.
Pasos para la adquisición de una franquicia
Existe una amplia variedad de franquicias en diferentes rubros comerciales. Por eso lo recomendable es comenzar con un estudio de las ofertas para determinar cuál es la más indicada para ti.
En primer lugar, debes estar seguro de adherirte a esta modalidad. Tienes que concientizarte que tu negocio estará “protegido bajo un paraguas”, pues seguirá un modelo probado en el que el espíritu innovador debe ser limitado.
El paso siguiente es conocer las condiciones que imponen cada una de las franquicias que sientes más acorde a tu estilo de trabajo. Habrá algunas más flexibles que otras, tomarán un rol activo en futuras decisiones, exigen entrenar ellos mismos a tu personal, etc.
A modo de resumen, la gran ventaja es que minimizas el riesgo de tu inversión, acoplándote a un negocio de éxito probado; y quizás la única desventaja es que no serás el dueño absoluto del negocio, pues estarás subordinado a las políticas y procedimientos de la empresa “madre”.
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